"[...] se había resignado a la idea de vivir solo. No es que el amor no le importase, le importaba tanto como a cualquier otro mamífero, es que sencillamente no había tenido suerte o tal vez no lo había buscado con suficiente ahínco. Quién sabe. De esto del amor lo mismo se dice mucho que muy poco y todo suena bien y nada dice nada."
Ray Loriga, El hombre que inventó Manhattan
jueves, 9 de septiembre de 2010
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