"Hay casas, hay existencias que dejarían estupefactas a las personas razonables. No podrían comprender que un desorden que apenas parece poder mantenerse quince días más pueda aguantar varios años. Pues bien, esas casas, esas problemáticas existencias resisten contra de cuanto cabría esperar. Pero en lo que la razón no habría de equivocarse es en que, si la fuerza de las cosas constituye su fuerza, también las precipita a su caída. Los seres originales y sus asociales comportamientos constituyen el encanto de un mundo plural que los destierra. La velocidad aquirida por el ciclón en el que respiran esos espíritus trágicos y ligeros es angustiosa".
Cocteau, J. (2002). Los niños terribles. Madrid: Cátedra.
martes, 21 de septiembre de 2010
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