"Construimos nuestra realidad en el tiempo; pero también solemos dejar al tiempo que resuelva nuestros mayores conflictos y nuestra capacidad transformadora. Es la gran trampa del concepto tiempo. Considerar que su paso tiene el poder de esclarecer, de cambiar, de calmar o de evitar nuestros temores. El paso del tiempo mantiene el conflicto, aunque le quita intensidad. Puede que incluso lo olvide. Pero no lo resuelve. Incluso, apelando al tiempo cíclico, existe un karma que promoverá una repetición de la jugada.
El gran filósofo indio Jiddu Krishnamurti aclaró que : "el hombre que confía en el tiempo como medio para conseguir su felicidad, la verdad o dios, se engaña a sí mismo; vive en la iganorancia, y por tanto, en el conflicto. Un hombre que ve que el tiempo no es una vía de salida de nuestras dificultades y que por tanto es libre de la falsedad, un hombre así tiene la intención de manera natural de comprender; por tanto su mente se encuentra espontáneamente en estado de quietud, sin obligación, sin práctica".
Y eso es lo que necesitamos para discernir: la mente quieta, tranquila, para que pueda percibir aquello que es cierto. Dejarlo en manos del tiempo es tanto como ponerse una venda en los ojos y dar palos de ciego" (Guix, 2007, p. 185).
Guix, X. (2007). Contigo, pero sin ti. Cómo sobrevivir con Filosofía a este mundo. Barcelona: Granica.
viernes, 10 de diciembre de 2010
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