"Me asusta hacerme mayor. Me asusta el matrimonio. Quiero librarme de la obligación de cocinar tres veces al día, de la inexorable jaula de la rutina y los hábitos mecánicos. Quiero ser libre, libre para conocer a la gente y sus vidas, para trasladarme a distintas partes del mundo y poder descubrir la existencia de otra moral y otras pautas de conducta diferentes de las mías. Quiero ser omnisciente, creo... Creo que me gustaría presentarme como "la chica que quería ser Dios".
Nunca, nunca, nunca alcanzaré la perfección que anhelo con toda mi alma; mis pinturas, mis poemas, mis relatos, son pobres, muy pobres reflejos... Llegará el día en que tendré que enfrentarme a mí misma".
Sylvia Plath, Cartas a mi madre
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