Rodrigo Carrizo para El País. 16/10/2009
A menudo se oye hablar del suicidio de jóvenes y adolescentes, fenómeno especialmente notable en algunas de las economías más desarrolladas del mundo. Pero muy rara vez hay ocasión de diseccionar y comprender las motivaciones que llevan a un chico físicamente sano y nacido en una familia solvente a buscar la muerte. Tal es el espinoso terreno que explora
Tabú, un documental de la joven realizadora Orane Burri.
La película ha causado sensación tras emitirse en la televisión estatal suiza, polarizando a la opinión pública entre los partidarios y detractores de mostrar los mecanismos que llevaron al suicidio al joven Thomas, de 22 años.
Un elemento especialmente perturbador del mencionado documental es que el suicidio no es aquí observado por profesionales de la salud mental o especialistas, sino que es explicado a lo largo de siete meses por el interesado. Thomas es quien se filma a sí mismo argumentando, a menudo, con escalofriante frialdad, sobre las razones que le llevarán al final del duro documental a quitarse la vida de un disparo.
Thomas vivía en el seno de una familia de clase media. Con intereses artísticos y creativos, Thomas conoció a Orane Burri, realizadora de
Tabú, quien tenía entonces 17 años. La cineasta se convierte entonces en objeto de deseo y detonante de una situación explosiva al resistirse a los avances del joven artista. Según explicó a este diario la realizadora, la muerte propiamente dicha no fue mostrada en la película por una decisión consciente. "Aunque hubiera podido incluirla en la película, no lo habría hecho", afirmó Burri.
La madre de Thomas, que es quien le encontró muerto a la vuelta de sus vacaciones, fue quien entregó las cintas de vídeo a Orane Burri para su posterior edición. Según comentó la documentalista, "el proyecto de
Tabú nació como una expiación de culpa", al no haber sabido ver los síntomas que llevaron a la muerte de Thomas.
El documental y posterior debate con público tuvieron lugar durante la emisión de
Infrarouge, un muy popular espacio de discusión sobre problemas sociales y políticos del canal francófono TSR. Algo que sería impensable en otras latitudes es que tanto la madre como la hermana del joven suicida participaron del documental y del posterior debate. El programa ha sido ya vendido a televisiones de Francia y Bélgica, según su productor.
La presentación ha creado una notable polémica al ser vista como "un estímulo al suicidio" antes que como disuasión. De hecho, el perfil "romántico y creativo" de Thomas fue visto por varios observadores como peligroso, visto su atractivo.
En Suiza, la asistencia al suicidio está despenalizada y dos organizaciones auxilian a enfermos terminales, muchos extranjeros, que acuden a ellas a morir. Pero el de Thomas, un chico sano, es otro debate. Según una encuesta hecha pública por el diario
La Tribuna de Ginebra al día siguiente del programa, un 48% de los espectadores desaprobaron la emisión en horario central, mientras que un 45% la consideró necesaria. Y, posiblemente, motivos para la inquietud no falten, dado que, según comentaba la psicóloga Maya Perret, "en Suiza se suicida un adolescente cada 72 horas".